La pandemia, actualmente está causando importantes pérdidas de vidas humanas y económicas, por lo cual se han tenido que tomar diversas medidas para la reducción de transmisión de COVID-19. La reanudación de las actividades sociales, educativas y comerciales genera preocupaciones sobre el resurgimiento de la transmisión.
Se ha demostrado que los interiores mal ventilados son los entornos de mayor riego debido a la presencia de aerosoles.
Los aerosoles son las gotitas o partículas suspendidas más pequeñas que se liberan al aire cuando se exhalan. Tienen solo unos pocos micrómetros o nanómetros de tamaño, por lo que flotan en el aire y se hunden hasta el suelo muy lentamente. El aire se exhala al respirar, hablar o cantar. Toda persona emite CO₂ y aerosoles de forma permanente. Como resultado, se pueden transmitir los virus, como el COVID-19.
En general, el riesgo de infección en interiores es significativamente mayor que en exteriores porque las partículas de aerosol permanecen en el aire por más tiempo. Debido al aumento de la concentración de aerosoles, existe el riesgo de propagación no detectada de virus. Si la concentración de aerosol es suficientemente alta, los aerosoles pueden inhalarse a pesar de la distancia (de seguridad). Esto se conoce como transmisión aérea por aerosoles. Cuanto menor sea la concentración de aerosol, menor será la dosis de aerosoles que inhala una persona y, por lo tanto, menor será el riesgo de infección. Este riesgo debido a la transmisión aérea puede reducirse desplazándolo o mezclándolo con aire no contaminado. Esto requiere una ventilación regular o un ajuste óptimo del sistema de ventilación.
Y aunque no contamos con un aparato que advierta de la presencia de virus en el aire, podemos contar con un indicador de la calidad de ese aire: el CO₂.
El nivel de CO₂ aumenta cuando hay mucha gente en una habitación mal ventilada. A partir de la concentración de CO₂, se puede concluir la probable carga de aerosol. Cuanto mayor sea el nivel de CO₂, mayor será el riesgo de inhalar aerosoles que otra persona haya exhalado poco antes. Por tanto, la concentración de CO2 es un tipo de medida indirecta de la posible exposición a aerosoles. El aire interior, que solo está contaminado por el uso humano, generalmente se evalúa por la calidad del CO₂. Los sensores de CO₂ pueden ayudar a detectar qué tan contaminado está el aire en una habitación. Es aceptable una concentración de CO₂ de hasta 800 ppm (partes por millón) en interiores. A modo de comparación: el aire exterior tiene un valor de CO₂ de aprox. 400 ppm.
El riesgo relativo de infección en un entorno determinado aumenta con el nivel de exceso de CO2 y, por lo tanto, mantener el CO2 lo más bajo posible en un espacio permite optimizar la protección proporcionada por la ventilación.
Cada vez más, la gente está regresando a espacios cerrados: los bares y restaurantes funcionan con capacidad limitada en algunos lugares y están completamente abiertos en otros. En algunos estados de la república las escuelas han reanudado las clases presenciales y los alcaldes están permitiendo que algunos lugares de entretenimiento realicen eventos.
El Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) clasifica la categoría de calidad del aire interior (IDA) mínima del edificio o local en función del uso:
Las mediciones de CO2 en espacios interiores mediante sensores son prometedoras para el monitoreo masivo del riesgo de transmisión de aerosoles para COVID-19, e incluso otras enfermedades respiratorias.
Entre los beneficios que se tienen al hacer mediciones de CO2 se encuentran las siguientes:
- Recuperar la operación de espacios restringidos a causa de la pandemia
- Operar con la ocupación segura, según las características de cada habitación
- Cumplir con regulaciones locales e internacionales
La tecnología de medición de Testo puede ayudar a detectar niveles elevados de CO₂ en una etapa temprana. El ajuste óptimo de un sistema de ventilación permite garantizar una buena calidad del aire interior en todo momento y evitar la transmisión de patógenos por el aire. Esto puede reducir el riesgo de infección por enfermedades como COVID-19.
Para poder conseguir la máxima precisión de medición con su medidor de CO₂, solo necesita tener en cuenta estos 5 consejos:
- Seleccionar el instrumento de medición adecuado:
¿Necesita un instrumento de medición de CO₂ para la adquisición continua de datos o realiza mediciones esporádicas en varios lugares? Según sus requisitos, le convendrá utilizar un registrador de datos de CO₂ estacionario o un medidor de CO₂ portátil para climatización.
Registrador de datos WiFi para IAQ (Indoor Air Quality)
Supervise la calidad del aire en estancias con un gran número de personas, cómodamente y de manera inalámbrica. No importa si se trata de una gran sala de oficinas, un museo o una guardería: el registrador de datos Testo 160 IAQ de Testo será el aliado perfecto.
Medición de la climatización «todo en uno»
¿Desea ajustar su instalación de ventilación y climatización o controlar la calidad del aire interior? En ese caso, puede medir todos los parámetros de climatización con un único instrumento. ¿Cuál?
Testo 400 o Testo 440, elija el adecuado de acuerdo a sus necesidades.
Si solo desea realizar la medición de CO2 de manera portátil el testo 315-3 es el ideal para sus tareas diarias.
- Tener en cuenta las condiciones ambientales:
Tanto el polvo fino como la humedad influyen en el trayecto óptico y, por consiguiente, en los resultados de medición.
- No respirar sobre la sonda:
Su respiración está saturada de CO₂, por lo cual no debe dirigirla hacia la sonda. Utilice un trípode y aléjese un poco.
- Medir a la altura de la cabeza:
Al realizar mediciones en lugares de trabajo, mida el valor de CO₂ a la altura de la cabeza de los trabajadores.
- Comprobación rutinaria para altos niveles de CO₂:
Si se detecta una concentración elevada de CO₂, puede deberse a que el sistema de ventilación no esté correctamente ajustado. Una comprobación rápida siempre es conveniente.